Un fin de semana en Soria: naturaleza, historia y mucho sabor

Si buscas una escapada tranquila, con buena gastronomía, paisajes impresionantes y un toque literario, Soria es el destino perfecto. A solo dos horas de Madrid, esta joya castellana nos recibió con los brazos abiertos en un fin de semana lleno de encanto.
Día 1: Llegada a Soria y un paseo con historia
Nos alojamos en el Parador de Soria, un enclave privilegiado con unas vistas espectaculares sobre el río Duero. Desde allí, nuestra primera parada fue el Mirador de los Cuatro Vientos, donde entendimos por qué tantos poetas se han inspirado en esta tierra.
Recorrimos el casco histórico, evocando los versos de Antonio Machado, que encontró en Soria un segundo hogar. Pasamos por la iglesia de Santo Domingo, la Alameda de Cervantes y, por supuesto, hicimos una visita obligada a la tumba de Leonor, su amada esposa, en el cementerio del Espino.
También visitamos el Antiguo Convento de Santa Clara, un lugar con siglos de historia y un ambiente de recogimiento que nos transportó a otra época. Su arquitectura y la tranquilidad que se respira allí lo convierten en una parada imprescindible.

Para comer, nos dejamos llevar por la tradición soriana con una buena ración de torreznos crujientes y tapas con trufa negra, el diamante gastronómico de la zona. Sin duda, una combinación irresistible.




Por la tarde, bajamos hasta la orilla del Duero para seguir los pasos de Gustavo Adolfo Bécquer, quien dejó su huella en estas tierras con sus "Rimas y leyendas". Caminamos hasta la mágica ermita de San Saturio, una joya incrustada en la roca que ofrece unas vistas inolvidables del río. Antes de regresar al Parador, nos detuvimos en el impresionante Monasterio de San Juan del Duero, con sus arcos románicos y su misteriosa historia, un rincón que nos dejó sin palabras.






Día 2: Feria de la trufa en Abejar
El domingo pusimos rumbo a Abejar, un pequeño pueblo que cada febrero celebra la Feria de la Trufa Negra de Soria. Allí, descubrimos los secretos de este manjar, catamos productos con trufa y, por supuesto, nos llevamos algunas para casa.
Vuelta a casa
Con el coche cargado de buenos recuerdos (y del inconfundible aroma de la trufa), emprendimos el camino de vuelta a Madrid. Un fin de semana en Soria no solo nos regaló paisajes inolvidables y una gastronomía de lujo, sino también un viaje en el tiempo a través de sus calles y la poesía de sus escritores.
Si aún no conoces esta tierra, ya tienes una razón más para visitarla.